Los robots humanoides, o robots diseñados para parecerse a la forma y la función de los seres humanos, han sido un tema de fascinación e intriga durante décadas. Para lograr este nivel de sofisticación, los robots humanoides se basan en una combinación de resolutores de sensores, algoritmos y técnicas de aprendizaje automático. Los sensores, como cámaras, sensores táctiles y acelerómetros, proporcionan al robot información sobre sus alrededores y sus propios movimientos. Esta información se alimenta a algoritmos, que se utilizan para analizar los datos y tomar decisiones sobre qué acciones tomar. Por ejemplo, se puede usar un algoritmo para detectar cuándo un robot está a punto de caer y activar automáticamente una acción correctiva para evitar la caída.
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